SOMBRAS NADA MAS.

Editorial. Paco Baca.

Dicen que el silencio es oro… salvo cuando lo que se calla huele a billetes mojados en gasolina. Adán Augusto López, el exsecretario que se vendía como el operador confiable de Palacio, hoy parece más bien el operador de una lavandería de fondos turbios. Y no hablamos de rumores de pasillo: hay elementos, documentos, y hasta testigos que podrían convertir su expediente en una novela de narcofinanzas institucionales.

Pero aquí viene el giro digno de telenovela de poder: si Adán cae, no cae solo. Porque el “segundo piso” de la transformación, ese que Claudia Sheinbaum presume como obra magna, está cimentado sobre los mismos costales de dinero ilícito que financiaron la campaña presidencial de Morena en 2024. ¿O alguien cree que los espectaculares, brigadas, y giras con drones salieron de rifas y cooperachas?

La lógica es simple: si se abre la caja de Pandora judicial contra Adán, los ecos llegarán directo a la oficina de la presidenta. Y no serán ecos suaves, sino estruendos que podrían hacer colapsar el decorado de honestidad que tanto se repite en conferencias. Porque si el operador financiero está manchado, ¿cómo queda la beneficiaria directa de esa operación?

La corrupción, como el mole, salpica. Y en este caso, no hay servilleta institucional que alcance. El problema no es solo Adán: es el sistema de complicidades que lo rodea, lo protege y lo premia. Es el pacto de silencio que convierte a cada denuncia en una amenaza existencial para el régimen.

Así que mientras los fiscales se hacen los distraídos y los medios alineados miran hacia otro lado, el cartón editorial se atreve a decir lo que muchos piensan: si cae Adán, se cae Claudia. Porque el segundo piso no tiene columnas, tiene cómplices.

Cartón Y editorial por Paco Baca.