Prometió, fantaseó, llegó a la presidencia, hizo y siguió fantaseando. Por años López Obrador ha tenido un pie en un mundo paralelo que no existe y otro en la realidad, en muchas ocasiones cojeando en uno o el otro. En el cierre de su sexenio tiene muchas obsesiones, una de las más evidentes enfatizar lo maravilloso que fue su gobierno, sus extraordinarias acciones y obras. Sigue brincando entre lo que fueron sus promesas, su abundante imaginación en ese mundo de caramelo, y la realidad.
AMLO nunca se cansó de criticar el bajo crecimiento de la era neoliberal, y con razón: un promedio de 2 por ciento anual era muy bajo, México necesitaba mucho más. Ofreció que en su sexenio el crecimiento promedio anual sería el doble, 4 por ciento, y que en su último año la economía estaría creciendo a un fulgurante 6 por ciento, la cúspide de una continuada aceleración. La realidad fue distinta: en 2024 se espera un crecimiento de alrededor de 1.5 por ciento, siguiendo una tendencia de declive a partir de 2021. La pandemia no fue su culpa, pero la pobre recuperación, sí. ¿El promedio del sexenio? Será entre 0.9 por ciento y 1.0 por ciento, la mitad (o menos) del tan denostado ‘periodo neoliberal’ ¿Qué dice AMLO al respecto? Nada, hace mucho que argumentó que el crecimiento no importa.
Así el sexenio de la realidad virtual de López Obrador.